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Bhikkhunī Arindamā. Primera ordenación theravada en España

Cuando nos preguntamos qué es el budismo y cómo se podría definir, surgen una gran cantidad de problemas. ¿Se define por sus doctrinas? ¿Por sus prácticas? ¿Por sus textos? ¿Por sus enseñanzas secretas? ¿Quizás por la toma de refugio? Pero, si es así, ¿implica lo mismo la toma de refugio en todas las tradiciones? Evidentemente, esta pregunta puede tener muchas y variadas respuestas. Pero para orientarnos, es posible empezar por ciertas instituciones que se originaron alrededor del propio Buda. Una de estas instituciones insignes es el monacato. Al menos según la tradición theravada, un budismo sin monjes y monjas es imposible.

Arindamā es ordenada samaṇerī («novicia») en julio 2023 en Anenja Vihara, Alemania (https://saranavihara.org/en/news/4/arindama-samaneri-ordination/)

En la tradición theravada, el monje se llama bhikkhu (sáns. bhikṣu, tib. དགེ་སློང «gelong», chi. 比丘) y la monja bhikkhunī (sáns.bhikṣuṇī, tib. དགེ་སློང་མ་ «gelongma», chi. 比丘尼). Literalmente significa aquella persona que vive de limosnas», por oposición a quienes se ganan la vida, por ejemplo, produciendo alimentos en la granja, vendiendo mercancías o servicios, o cobrando los impuestos de los anteriores. El Buda era un bhikkhu y muchos de sus discípulos humanos también (el monacato es un privilegio del que los dioses no gozan). Pero ¿cómo se convierte uno en bhikkhu? ¿Es una pura decisión personal? ¿Uno simplemente decide dar un giro radical a su vida y «dejarlo todo»? Históricamente, parece que sí. Es decir, había más bhikkhus aparte de los budistas. Algunos iban por libre y, obviamente, eran bhikkhusporque así lo decían ser. ¿Quién iba a llevarles la contraria? En la India, la institución de los ascetas itinerantes se remonta a tiempos inmemoriales. Son parte del paisaje social. Como no tienen residencia fija, van de un lugar a otro y hacen parada en parques fuera de los núcleos urbanos, santuarios especialmente dedicados a acogerlos temporalmente, llamados vihāras (más tarde, irónicamente, la palabra pasará a significar monasterio, residencia).

La maestra Ayya Phalañāṇī, centro, formula preguntas en pali a Sāmaṇerī Arindamā (de espaldas) https://saranavihara.org/en/news/11/bhikkhuni-ordination-arindama/

En tiempos del Buda, se contaban entre estos ascetas itinerantes algunos maestros famosos y cada uno de estos maestros tenía su comunidad de discípulos. Todas estas comunidades tenían algún tipo de ritual o fórmula iniciáticapara ordenar a un miembro nuevo de la comunidad. Esto implicaba que el bhikkhu, a partir de entonces, estaría bajo la tutela del maestro y tendría el privilegio de poder seguir desarrollándose en la comunidad.

Inicialmente, la ordenación se hacía en dos tiempos. El primero se llama pabbajā, que es el salir de casa, renunciar a la vida del hogar para hacer la vida del asceta itinerante. Esto es lo que hoy en día corresponde al noviciado. La renuncia formal o a veces llamada «superior» es la upasampadā, que literalmente significa «admisión» en el Sangha (la Comunidad). En un libro budista antiguo llamado Milinda Pañha, un rey de estirpe griega le pregunta a un monje: «¿Cómo se ordenó bhikkhu el Buda si no había maestro antes que él? ¿Quién le ordenó? » El monje le responde que el Buda pasó a ser bhikkhu en el momento mismo de la iluminación bajo el árbol del despertar.

En época del Buda, según nos dicen los textos, las ordenaciones no eran tan complicadas como hoy: el Buda simplemente le decía a una persona «ven, bhikkhu» (ehi bhikkhu). ¡Así de simple! Esta fórmula tan sencilla y amable recuerda a una de las cualidades del Dhamma, la enseñanza del Buda, que se describe en pali como ehipassiko. Este es un adjetivo formado por dos verbos: ehi «ven» y passa «mira». El Dhamma invita a ser examinado y de la misma forma la comunidad budista invita a los practicantes a unirse a ella para ver y comprobar cómo es la práctica más refinada de la enseñanza, en la vida de retiro y desapego que supone la condición del bhikkhu o bhikkhunī.

No cabe duda, pues, que la continuidad de maestros y discípulos monásticos, empezando por el Buda, sirve comovara para medir la presencia del budismo en cualquier lugar. Y si esto es así, se podría decir que el budismo theravada no había llegado a España hasta junio de este año. Ha tardado dos mil quinientos años el linaje theravada en recorrer los casi siete mil kilómetros desde la cuenca del Ganges hasta la humilde cuenca del Ebro. Debemos celebrar este acontecimiento como un hito y congratularnos de que Bhikkhunī Arindamā sea la primera representante del linaje monástico theravada en España. Su nombre, Arindamā, significa la que domeña a los enemigos, o la que supera los obstáculos.  No podría ser más apropiado, pues si algo caracteriza a la maestra Arindamā es su capacidad de superar obstáculos y contratiempos.

Hasta el día de su ordenación, Bhikkhunī Arindamā era Sāmaṇerī Arindamā. La palabra sāmaṇerī significa «novicia». Como hemos dicho más arriba, el procedimiento más antiguo de la ordenación implica unos años de noviciado antes de la ordenación superior (es como un periodo de prueba). A partir de ahora es ya la primera monja theravada ordenada en suelo español y se hará cargo de los dos centros del monasterio, tanto el de retiros cortos en Valderrobres como el del futuro lugar para retiros largos en Calaceite.

En Buddhistdoor en Español hemos hablado algunas veces sobre el proyecto de Arindamā y su comunidad Saraṇa Vihāra.Aunque esta comunidad empezó en el Montseny, ahora está establecida en la comarca del Matarraña, en Teruel. El monasterio tiene un centro en el casco antiguo de Valderrobres donde desde hace más de un año se hacen retiros breves de meditación y práctica diaria. También allí viven las mujeres que realizan el entrenamiento para ser bhikkhunis y voluntarios de larga estancia. El centro ha ido creciendo poco a poco gracias a la ayuda de voluntarios y voluntarias de todas las partes del mundo, tanto practicantes, como monásticos, e incluso de curiosos y simpatizantes que pasaban por allí y les sorprendió gratamente ver a una monja budista caminando por las callejuelas del casco antiguo de Valderrobres.

El proyecto más importante del monasterio en la comarca es Saraṇa Vana (Bosque refugio), un centro para formación de bhikkhunīs, apto para retiros de larga y de corta duración, ubicado en la localidad de Calaceite. Actualmente el proyecto está aprobado, pero queda pendiente de los últimos permisos. Si este proyecto llega a tener éxito, el centro de retiros de larga estancia podrá acoger a diez meditadores, cada uno con su cabaña individual, en un precioso paraje de almendros, pinos y olivos, cerca del macizo de los Puertos de Beceite. Un lugar ideal para encontrar la paz y para poder hacer una vida de retiro que no consista solamente en un escape temporal de la rutina, sino que se convierta en una rutina y pueda llevar a un escape permanente del sufrimiento.

Fue justamente en los bucólicos terrenos de Saraṇa Vana, todavía sin edificar, que en la mañana del día 25 de junio de 2025, entre olivares y almendros, Samaṇerī Arindamā se ordenó como Bhikkhunī Arindamā. Bien es cierto que la ordenación no quedó completamente confirmada hasta el 8 de julio, día en el que se celebró una ceremonia con bhikkhus en el monasterio de Muttodaya en Alemania. Pero la ceremonia entre bhikkhunīs, primera en la historia de nuestro país, se celebró ante un pequeño grupo de amigos y practicantes de Saraṇa Vihāra.

La ceremonia empezó aproximadamente a las 8:30 de la mañana. Como se puede observar en las fotografías y en el video, la ceremonia consiste esencialmente en un diálogo. La tradición establece que este diálogo ceremonial se siga produciendo en lengua pali, la lengua india hablada por el Buda (o quizás un dialecto muy próximo). Para la ordenación de un monje o monja, hacen falta al menos cinco monjes o monjas respectivamente. En el diálogo, la preceptora (upajjhāya), en este caso la maestra Ayya Phalañāṇī, acompañada de cuatro bhikkhunīs, intercambia preguntas y respuestas con Arindamā. Algunas de las preguntas pueden parecer a día de hoy un tanto pintorescas, como por ejemplo cuando la maestra le pregunta a la pupila si es hermafrodita, si tiene lepra o la tuberculosis. ¡Incluso le pregunta si es humana! Esto indica que el texto que se sigue utilizando es de una venerable antigüedad, pues este tipo de preguntas eran relevantes para la sociedad india del siglo V a.C. Curiosamente también hay otras preguntas que son de mucha actualidad, como: «¿Eres una mujer libre?» o «¿Estás libre de deudas?». Irónicamente, las preguntas arcaicas parecen a veces más fáciles de responder.

En el diálogo, la discípula (saddhivihārinī «la que convive [con su maestra]») se presenta respetuosamente como candidata y con las fórmulas legales del Vinaya pide un «apoyo» o «dependencia» (nissaya) a su preceptora. Aunque obviamente se establece una relación de jerarquía, la «dependencia» no consiste en una subordinación de la pupila a su preceptora, sino que más bien consiste en poder contar con el apoyo y el modelo de la preceptora para sus primeros dos años en el monacato. En uno de los intercambios, estudiante y maestra prometen cuidar la una de la otra. El término en pali es bhāra, que significa, literalmente, «carga» o «peso», y aquí significa «responsabilidad» o «compromiso». Pues como muchos otros compromisos solemnes, el de la vida espiritual, quizás con más razón, requiere de este tipo de procedimientos, el ceremonial necesario para que el trámite sea legal y aceptado por todas las partes. La maestra le ofrece entonces las únicas propiedades de Ayya Arindamā a partir de ahora: un cuenco para las limosnas, un juego de tres ropas ocres, un chaleco y una toalla. (Si alguna vez dudan sobre qué regalar a un monje o monja, de la tradición que sea, regalen ropas de color ocre o azafrán. ¡Seguro que aciertan!).

La ceremonia terminó aproximadamente a las diez y las bhikkhunīs se pusieron en marcha para ir al almuerzo monástico, pues la última comida del día se hace antes del mediodía. Los allí presentes nos levantamos de los cojines y nos saludamos brevemente. En total éramos unas veinte o máximo veinticinco personas, incluyendo prensa regional de Teruel. Antes de volver al pueblo nos paramos un momento a examinar los planos del futuro centro de meditación, con sus diez cabañitas y su salón principal para meditar. Es fácil imaginar una comunidad de practicantes silenciosos en un paraje de tal belleza y tranquilidad. Le deseamos lo mejor a Bhikkhunī Arindamā en esta nueva etapa de su vida. Aquellas personas que deseen participar de la ordenación de Ayya Arindamā, tienen todavía la oportunidad de unirse a la celebración oficial el día 27 de septiembre de 2025, en persona o de forma remota. Tendrá lugar en la Casa de l’espiritualitat, en Barcelona (https://sakyadhitaspain.org/celebracion-historica-ordenacion-de-la-bhikkhuni-arindama/). El acto está organizado por Sakyadhita Spain y contará con la presencia de Guelongma Lama Tsondru, Silvia Palau y Muntsa Castellà, además, obviamente, de la propia Ayya Arindamā.